jueves, octubre 11, 2007

El encierro es frío, húmedo, las gotas que caían, taladran los sentidos, no has escuchado nada en meses, días, horas, la verdad no tengo idea de cuanto tiempo ha pasado, solo recuerdo que el sol fue lo último que vi.
Aquí está obscuro, lo que para unos es temible, para mi creo que se ha vuelto forma de vivir, un topo, posiblemente, ese sería mi mejor amigo…
He desarrollado algunas aptitudes, no puedo ver a través de la obscuridad, pero si puedo sentir que escucho, que oigo voces, ruidos, un silencio profundo, es señal de algo, qué, todavía no lo descifro, pero creo averiguarlo pronto.
Algo de mi se cae, a veces pareciera que desaparece, no lo había pensado de tal forma, nunca me paso por la cabeza hacerlo, hasta hoy, que con cada gota que llega al piso donde estoy, es como desprenderme de mi mismo, viajo, desaparezco, caigo, a veces a un vacío peor de la soledad en la cual determino mi vida, porque quiero pensar que a pesar de estar atado de manos, pies, ojos, sueño y mi voz se han vuelto dos compañeras que permiten sobrevolar por cada una de mis palabras, resecas a pesar de lo fresco del piso.
Un lodazal, una casa que sólo algún puerco de la época de mis abuelos, sobreviviría como yo lo puedo hacer, porque aunque los científicos no lo han comprobado o ni siquiera han deseado investigarlo, los puercos también sueñan y escuchan…
Al paso de los días, al paso de las gotas, las he contado llevo más de 8 millones 997 gotas que han caído en mi piso de lodo, sin embargo no es un lodazal, porque me he bebido más de 7 millones 301 gotas y sigo contando…, aunque posiblemente no me quede mucho.
Pero, que diablos, la espera ha sido deliciosa, entre suspiros y sueños por ver algún día el sol, ya ni siquiera por sentirte cerca, porque parte del agua que no he bebido me ha servido para moldear tu rostro, para no olvidarte, para pensar que no soy ese cerdo de la época de los abuelos, aunque siga encerrado por siempre o pronto, en esta lúgubre tumba, donde el gusano de al lado, por estar ciego o igual de necesitado que yo, no se ha atrevido a comer mi carne ni yo la suya, simplemente nos hacemos compañía…

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